Producción del III Reich dirigida por H.A. Lettow y Ernst Schäfer
La
expedición al Tíbet dirigida por el naturalista alemán
Ernst Schäfer, tuvo lugar entre abril de 1938 y mayo de 1939. Fue realizada por encargo de la organización
Ahnenerbe, con el objetivo de realizar varias investigaciones sobre la geografía, etnografía y fauna y flora del
Himalaya, pero también en busca de indicios que confirmasen las teorías impulsadas por la doctrina
racial nacionalsocialista y otras relacionadas con la afición por el
ocultismo y el
esoterismo de las autoridades del
Tercer Reich. Este aspecto y su carácter secreto han alimentado numerosas conjeturas y teoría sobre sus detalles y fines, inspirando a autores de diversas obras literarias de tipo fantástico.
Ernst Schäfer, cazador y biólogo alemán, ya había participado anteriormente en dos expediciones a
Tíbet, una en 1931-1932 y otra en 1934-1936, por deporte e investigación zoológica. El
Ahnenerbe le patrocinó una tercera expedición (1938-1939) ante la invitación oficial del gobierno tibetano. La visita coincidió con la renovación del contacto tibetano con Japón. Una posible explicación para tal invitación es que el gobierno tibetano deseaba mantener relaciones cordiales con los japoneses y sus aliados alemanes como contrapeso ante los
británicos y
chinos. Así, el gobierno tibetano dio la bienvenida a la expedición alemana en la celebración de Año Nuevo (Losar) de 1939 en Lhasa.
La expedición estaba liderada por el propio Schäfer y compuesta por otros cuatro expertos,
Karl Wienert,
Bruno Beger,
Ernst Krause y
Edmund Geer, que partieron del puerto de
Génova en abril de 1938, junto con una escolta de varios SS. Alcanzaron la capital del entonces Tíbet independiente,
Lhasa, a principios de 1939. Durante sus dos meses de estancia en la ciudad prohibida, en el por entonces complejo contexto político creado por la ausencia en designar a un
Dalái Lama y el choque de intereses entre
China, el
Imperio Británico y el
Imperio Japonés, la expedición emprendió gestiones de tipo diplomático en vistas del establecimiento de relaciones entre las autoridades
tibetanas y el
Tercer Reich, y en concreto sobre los detalles de un posible suministro de armas. Mientras, progresaron los numerosos trabajos de campo, documentando y recopilando muestras de la fauna y flora del
Himalaya, explorando su geografía, o tomando datos sobre la población tibetana. El antropólogo de la
RuSHA, una de las secciones SS,
Bruno Beger, fue el encargado de supervisar las investigaciones en su vertiente racial y ocultista.
El antropólogo, SS-Hauptsturmführer, Bruno Beger realizando la
craneometría de un tibetano.
Las noticias del empeoramiento de la situación política en Europa decidieron el regreso, desbaratando los planes diplomáticos. Sin embargo, Beger había recopilado datos antropométricos de cerca de 400 personas mientras que Schäfer, experto cazador, guardó un depósito de más de 300 pieles. También entre el extenso material documental y fotográfico recopilado, se encontraban diversos ejemplares de textos antiguos, como una edición completa de 108 volúmenes del
Kangyur, y otras del
Mándala, luego conservados en los archivos de la
Ahnenerbe y que aparecieron en el búnker del
Reichstag.
La expedición llegó a Alemania en agosto de 1939, en vísperas del comienzo de la
Segunda Guerra Mundial, siendo sus investigadores homenajeados por las autoridades y reconocidos por la prensa. Schäfer recibió el
Totenkopfring, una distinción personal de
Himmler, siendo promovido a la dirección del Instituto de Investigaciones para Asia Interior de la SS- Ahnenerbe (Forschungsstätte für Innerasien und Expeditionen im Ahnenerbe der SS), mientras que Beger, incorporado a la estructura militar de la SS, desempeñó funciones como experto de razas asiáticas durante la guerra.
Ambos serían procesados por los aliados al final de la guerra, pero mientras Schäfer pudo alegar en su implicación, Beger fue condenado por su supuesta participación en el supuesto caso de la llamada "colección de cuerpos" del doctor
August Hirt.
Coincidiendo con la salida de los alemanes, en mayo de 1939 llegó al
Tíbet otra expedición secreta enviada por el gobierno japonés. El amplio material fotográfico sirvió para la realización del film
Geheimnis Tibet de 1943.
[1]
Esvásticas sobre un relieve tibetano en una fotografía tomada por la expedición de Schäfer de 1938 patrocinada por la Ahnenerbe. Los alemanes buscaron pruebas en esta región que apoyase sus hipótesis sobre los orígenes de la
raza aria.